Una botella de perfume estrecha hecha de vidrio esmerilado parece un maravilloso espejismo. El tono azul cielo parece disolverse en el aire, convirtiéndose en un color incoloro, transparente y helado. La niebla brinda el riego más suave de la cara. Un clic en la bomba crea niebla alrededor de la cara a partir de gotas microscópicas de humedad. El pulverizador es tan delgado que con un solo clic no se puede sentir nada. Esto no es un aerosol, sino realmente niebla. La niebla no huele, es invisible, imperceptible, evasiva en la cara, y solo después de unos pocos psh-psh su presencia es detectada por el dulce toque de la piel. No lo uso en lugar de tónico, pero ya uso myst sobre la crema o sobre el polvo. En el primer caso, agarra y barniza visualmente la crema (sin pegajosidad ni brillo), y en el segundo, fija perfectamente el polvo, alisando toda la esponjosidad y aspereza, nuevamente sin la sensación de una película laminada o pegajosa.
